El baile de los que sobran en la odontología
Nunca más Invisibles
Son casi el 17% de la población, cerca de 3 millones de personas, en el país 1 de cada 3 hogares tiene un miembro con discapacidad. 1 de cada 5 adultos tiene discapacidad. Los derechos de las personas en condición de discapacidad por años han sido totalmente vulnerados, viven la desigualdad social de una manera particularmente dolorosa, siendo la discriminación, la desigualdad de acceso a la salud y a la odontología una de las caras más vergonzosa de nuestra sociedad.
Para ellos es difícil, imposible o peligroso salir a marchar. Para la sociedad son invisibles, no alzan su voz, no realizan barricadas no tienen quien los contenga más que sus propias familias pues el estado está ausente. Los niveles de estrés y angustia de las familias, el desgate emocional que presentan son enormes. Todo ello porque están 24/7 a cargo de algún familiar en condición de discapacidad.
La falta de acceso a la salud oral de la población en general es una realidad. Los programas de salud oral para personas con necesidades especiales y discapacidad en el país deben ser al igual que toda la salud oral, una política de estado.
Las personas que presentan discapacidad y necesidades especiales, son grupos vulnerables que deben ser considerados e incluidos en las demandas por un Chile más justo. Un gesto de justicia social es, considerar sus demandas. ¿Cómo construir un país más justo, si la como sociedad discrimina a los grupos vulnerables?
Hablar de una odontología ideal, perfecta, de técnicas y avances técnicos, es maravilloso, pero es vergonzoso que la mayoría de las universidades no formen profesionales que realmente sean capaces de atender a los más débiles de la sociedad y que las políticas públicas odontológicas, sean muy precarias hacia esos grupos.
El baile de los que sobran en la odontología
Un país más justo debe ser un país con ética hacia los más débiles a los que no marchan en las demandas sociales: las personas con discapacidad de una vez por todas deben ser incluidos decididamente en la odontología y nunca más deben ser invisibles para la formación odontológica en el país.
Un país más justo e inclusivo implica considerar a todos sus ciudadanos con igualdad de derechos. Sabemos que la discriminación no es buena y que es doloroso reconocer que nuestra odontología ha sido discriminadora con esos grupos, pero es momento de reparar de hacer las correcciones, esto por la dignidad de las personas como por el respeto que les debe tener nuestra misma profesión.
Al menos desde esta tribuna se puede alzar la voz para que no sean invisibles y nos preocupemos de quienes también necesitan nuestra atención y nos hagamos cargo de no repetir la canción. Nadie nos quiso ayudar de verdad.
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